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lunes, 3 de agosto de 2015

Capítulo 16: ''Electricidad''

El chico se agacho para recoger el cubierto. No esperaba una tormenta y menos hoy, con el buen día que estaba pasando…Pese que el olor de la tierra mojada y el sonido de las gotas de agua al romper contra el suelo me encantaban, la idea de que existiera la posibilidad de que hubiera rayos y truenos no me llenaba de ilusión especialmente, no desde ‘aquel día’.
Volví en mi al notar la mano de Nathaniel en mi brazo. Me había quedado algo pasmada pensando en las palabras de a presentadora de televisión anunciando el inminente temporal, algo que el chico, preocupado, notó sin duda.

-              ¿De vedad que no te pasa nada? – el chico me miró con curiosidad
-              De verdad, no te preocupes- le sonreí y pareció quedarse mas tranquilo-.

Terminamos de comer, recogimos la mesa y nos pusimos a lavar los platos. Mientras el fregadero se llenaba de agua Nathaniel se giró hacia mí.

-              Siento que tengamos que fregar los platos. Mi tío es un obseso de la limpieza y si no lo hiciésemos se enfadaría muchísimo y, créeme, no querríamos verlo enfadado…jajajaja- el chico rio suavemente mientras se arremangaba las mangas del polo negro que llevaba puesto, dejando al descubierto sus pálidos brazos sobre los cuales advertí algunas cicatrices..
-              No te preocupes, no me importa, además si lo hacemos juntos terminaremos enseguida

La pila se llenó algo menos de la mitad de agua y cerramos el grifo, por lo que el agua se quedó tranquila. Mientras Nathaniel iba a por los platos yo me quede mirando mi reflejo en el agua. ¿Qué pudo haber sido lo que vi antes? Entonces en ese momento llego el chico con los platos, el vaso y los cubiertos.

-              Dame, te ayudo – le quite algunas cosas antes de que se le cayeran al suelo-.
-              Gracias – el chico me miro amablemente y se puso sobre la pila de agua. Nuevamente hubo algo que me resultó extraño-.

La luz de la cocina estaba encendida, ya que las nubes habían cubierto el cielo de la ciudad concienzudamente y no dejaban pasar la luz del sol, por lo que el interior de la casa estaba casi en penumbra pese a que todas las ventanas estaban abiertas. Podía ver la luz de la bombilla de la sala brillando en el agua, pero eso no debía ser así, de echo era imposible, porque Nathaniel estaba situado justo entre el agua y la luz de la cocina. Me asome por encima de su hombro pero en el agua solo me reflejaba yo. Sin embargo el chico estaba allí, delante de mí, limpiando los restos de comida sobre una bolsa de plástico situada sobre la encimera. ‘Deben ser imaginaciones mías’

-              ¿Ocurre algo? –el chico se giró despacio hacia mi pero sin llegar a mirarme a los ojos-.
-              Eh..no…todo bien…-me separé de su espalda y me puse a su lado para observar mejor el extraño suceso. Nuevamente solo se veía la luz de la cocina reflejada sobre el agua del fregadero-.

El chico se percató de que miraba el agua muy absorta y rápido metió un plato en el agua salpicándonos ambos algo de espuma.

-              Lo siento mucho, perdona. Se me estaba escurriendo.. límpiate con esto. – el chico me extendió un paño de cocina limpio para que me quitara los salpicones de espuma de la cara y de la ropa- Ya los lavo yo no te preocupes, ¿podrías esperarme en el salón?
-              No, no, te ayudo, así terminamos ant….- el chico me miró fijamente y me cortó antes de que pudiera terminar la frase-.
-              No, hazme caso, eres la invitada..

Le hice caso y me fui al salón.  El cielo se oscurecía cada vez más y las habitaciones de la antigua mansión se quedaban a su vez más oscuras con el avance de las nubes de tormenta sobre el cielo encapotado. No había llamado a mi madre para decir que no iba a comer pero aunque no la avisé no recibí ninguna llamada, ni de ella ni de mi padre, lo cual era algo raro. Saqué el móvil del bolsillo y llamé al teléfono e mi madre… (pii..pii..pii…..) Pero no hubo respuesta y saltó en buzón de voz, así que decidí mandarle un mensaje.

-Supongo que papá se habrá quedado a comer en el trabajo y mama y Max estarán por ahí…. – dije casi en susurro dirigiéndome había mi misma-.

En la calle se movía un fuerte viento. Podía verse como el aire zarandeaba las copas de los árboles como si fueran briznas de hierba. Me senté en el acolchado alfeizar de la ventana para observar el espectáculo. La luz que se colaba por los cristales de la antigua casa era gris y apenas iluminaba aquel salón antiguo lleno de encanto que siempre había deseado ver. Me asaltó la mente el pensamiento de hace unos instantes, cuando estaba sobre el hombro del chico, mirando mi propio reflejo sobre el agua del fregadero que parecía atravesar el inmaterial cuerpo de Nathaniel que estaba justo delante de mi…Seguía sin comprender por qué me estaba viendo a mí misma y no a la figura del pálido chico reflejada sobre la suave superficie del agua. Estaba inmersa en este pensamiento que, aunque imposible, no se me iba de la cabeza cuando de pronto una luz cegadora iluminó la sala tan solo un segundo y después se oyó un estruendo que me hizo caer del alfeizar de la ventana y gritar…. Había empezado la tormenta.
Nathaniel vino corriendo desde la cocina con las manos aun mojadas por el agua y me vió sentada en el suelo mirando hacia la ventana con asombro.

-              ¡Raven! ¿Qué ha pasado? ¿Por qué has gritado? – el chico se arrodilló y me cogió de los hombros para ayudarme a levantarme. Reaccioné y me levanté rápidamente del suelo-.
-              Eso…era un trueno…..y antes hubo un rayo…- dije mirando fijamente hacia la ventana. En la calle ya había comenzado a llover y se oía el murmullo de las gotas de agua cayendo sobre el asfalto y golpeando contra el cristal de la ventana y nuevamente apareció la luz de un rayo seguida del estruendo del trueno-.

Cerré los ojos y me agarré al brazo del chico con una mano. No sabía por qué lo había hecho pero estaba asustada. No quería que Nathaniel pensara que era una niña tonta y miedica pero no me gustaban los truenos.

-              Parece que es una tormenta eléctrica… - el chico me miró desconcertado pero pronto se dio cuenta de que es lo que pasaba así que me cogió de la mano con la que me estaba agarrando a su brazo y me sentó en el sofá-.

Nuevamente sonó otra secuencia de luz y ruido que hicieron que me tapara los oídos con las manos. La luz de la cocina se apagó y Nathaniel se levantó para comprobar que era lo que había ocurrido. Se había ido la luz.
El chico volvió. Oía sus pasos por el pasillo. Estaba acurrucada en el sofá, abrazada a un cojín. Sé que no estaba bien pero no podía  evitar actuar así. El chico se sentó a mi lado, sin decir nada pero pegado a mí. Me empecé a sentir  muy cansada y me estaba durmiendo, ya ni oía el estruendo de la tormenta contra los cristales y tampoco el estruendo de los rayos, solo de vez en cuando una luz que iluminaba la habitación y que me dejaba ver como Nathaniel, a mi lado, permanecía recostado sobre el brazo del sofá, con los ojos abiertos pero sin decir palabra. Por un momento deseé no quedarme dormida porque no sabía si al despertarme él seguiría allí, muy cerca de mí, en aquella mansión en la que siempre había deseado entrar… El sueño me pudo y lo último que recuerdo es haberme dejado caer sobre uno de los cojines del sofá, al lado de Nathaniel, con la agradable sensación de una mano sosteniendo la mía…



2 comentarios:

  1. ¡No me lo puedo creer! El personaje de mi novela se llama Nathaniel también, aunque no es un no muerto, sino un playboy con mucho sex appeal. Me gusta como escribes, Raven. Sigue haciéndolo

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  2. Me encanto leer tu blog, leí este capitulo y esta genial... como dice la Isa, continua, no pierdas el hilo. Saludos desde el infierno.

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